Alejandra es catedrática de Universidad en la Facultad de Educación; directora de Calidad e Innovación Docente del Vicerrectorado de Política Académica de la Universidad de Zaragoza y directora de la primera cátedra en educación de la Universidad de Zaragoza, Innovación Educativa Juan de Lanuza. Es cofundadora y directora del Grupo de Investigación EDUCAVIVA del Gobierno de Aragón, e investigadora permanente de la Cátedra UNESCO sobre Valores y Comunicación de la que, en la actualidad, es asesora. Cerrará el Congreso con ‘La Educación como motor del cambio’, donde hará un repaso de lo aprendido en las jornadas en el Palacio de Congresos.
¿Qué supone para usted cerrar el congreso de innovación educativa?
Me hizo mucha ilusión cuando recibí el correo en el que se me invitaba a este congreso. Es una oportunidad para aprender y para hablar con personas que he ido conociendo a lo largo de mi trayectoria en centros educativos, formación del profesorado… Llevo muchos años en Educación, por lo que para mí es un orgullo asistir. No es la primera vez, ya había asistido como participante y presentando una Comunicación de la mano de la facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza. En este caso, mi papel es hacer un relato de conclusión de lo que suceda las dos jornadas del Congreso, así que con muchas ganas de escuchar y aprender.
Su ponencia de cierre sitúa a la Educación como herramienta de futuro, ya que lleva por título “La educación como motor de cambio” …
Para mí, a lo largo de toda la Historia, la educación ha sido uno de los motores de cambio fundamentales para permitir que la sociedad haya seguido avanzando. Este congreso gira entorno a la innovación, y la innovación permite mejorar y obtener mejores resultados. En este congreso se presentarán distintas alternativas de educación, que se debatirán en foros y aportarán ideas para el futuro. Es una oportunidad para llevarte muchas ideas que como docente ya puedes empezar a aplicar al principio de curso. Es un ambiente de aprendizaje en común, y también se construye un ambiente social educativo paralelo al congreso.
Estuvo al frente de un proyecto muy innovador: la primera cátedra en Educación de la Universidad de Zaragoza, Innovación Educativa Juan de Lanuza… ¿Cómo ha evolucionado en sus años de andadura?
Empezamos a trabajar hace diez años y es la única catedra en España relacionada con educación reglada. Ha sido más difícil de consolidar, al estar vinculada al ámbito público entre una universidad y un centro educativo. Se trabaja la divulgación educativa en base a evidencias científicas. Siempre hay espacio para la investigación y para la formación. La evolución se nota en que ahora se abordan aspectos como la inteligencia artificial, la robótica basada en el artefacto para tomar decisiones… Se ha incorporado la vanguardia, pero desde el control.
Este año se ha estrenado como la primera catedrática del Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Educación de Zaragoza. ¿Qué es lo principal que quiere aportar?
Ha habido mucho trabajo por mi parte y estoy muy agradecida porque he estado muy bien rodeada de gente. Ahora, me sale devolver a la sociedad todas mis ganas de construir una sociedad educada. Quiero acompañar más a proyectos, personas, ideas… Siempre me gusta ver qué es lo que puedo aportar. Es un regalo ayudar a otras personas con pasión por la educación. Me satisface mucho haber llegado a ser catedrática para poder tener más tiempo para dedicarme a la Universidad. Cuando presenté la tesis dije dos palabras: “aquí estoy”. Estoy disponible, para compartir, para aprender, para ir a otras Universidades y colegios, porque me encanta ver otros proyectos e incluso cómo se trabaja en otros países. El que ama aprender tiene oportunidades de hacerlo constantemente.
Ha sido reconocida con premios como los Educa Abanca –los ‘Goya’ de la educación– como la mejor docente universitaria de España. ¿Es una responsabilidad?
Lo viví con mucho agradecimiento. Estos premios dan responsabilidad, pero la docencia es en sí una responsabilidad. A veces, en cargos como los míos, sientes soledad en la toma de decisiones que sabes que afectan a muchas personas. La magia de los reconocimientos es que te impulsan a querer hacerlo mejor. Yo todo lo que no sé lo pregunto. Y las decisiones me gusta tomarlas basadas en evidencias. Lo más negativo es la sobre exigencia.
¿Cómo ha cambiado el rol de maestro en los últimos años?
Siempre ha existido el rol de acompañante, con docentes que no solo enseñaban contenidos, también competencias en la vida. Ahora esto se ha potenciado más. Cada vez se trabaja más la posición de enseñar proyectos. Los maestros tienen que estar al lado de todos los estudiantes buscando esa mejor versión de cada persona para prepararla para la vida: una persona íntegra, con valores, que aporte a la sociedad. La idea es enseñar competencias técnicas para desempeñar el trabajo, pero también desarrollo personal, valores, solidaridad… Hay que educar en el aula y fuera de ella.
En su web apunta que le mueve el “saber” (saber, saber hacer, saber ser y saber estar). ¿Considera que falta inquietud por el “saber” en los cuerpos docentes para mejorar el sistema educativo?
Yo me relaciono con personas que se mueven en esta línea de trabajar todos los saberes. Hay bastantes estudios científicos que avalan que el docente, en general, lo hace por vocación y cree en lo que hace. Considero que ahora los maestros tienen más interés por seguir aprendiendo y formándose, pero es verdad que cada etapa educativa supone un reto. Los profesores que se enfrentan a adolescentes, por ejemplo, a veces pierden la motivación ante situaciones difíciles. Hay que trabajar la línea motivacional cada vez más. Un educador pasa momentos complicados, pero hay que trabajarlo.
¿Aboga por las metodologías colaborativas y participativas para un mejor aprendizaje?
Abogo por lo que esté basado en evidencias científicas e innovadoras. Lo colaborativo no va a ser la panacea simplemente por ser colaborativo. Metodologías profundas, en eso creo. En las explicaciones, las preguntas, los análisis… Los profesores no tenemos que hacerlo todo de la misma forma. Una buena clase magistral, bien dada, es una gran enseñanza.
Entonces, innovación sí, pero con fundamento…
Y de forma profunda, pensando siempre el para qué y teniendo la evidencia de que si innovamos en algo lo hacemos porque es mejor. También es fundamental realizar adaptaciones en función del grupo al que te enfrentes y su ritmo. Las ideas hay que reposarlas, ver cómo se encajan, darles tiempo….