¿Cómo valora la realización de un congreso como este, de innovación educativa?
Ahora mismo es clave. La educación siempre se ha puesto por delante, pero no se le ha dado la importancia que tiene: preocupa, pero hay que dotarla de recursos. Organizar un congreso de innovación docente después de una pandemia es un reto y una necesidad.
Además de ofrecer una ponencia sobre ‘Construir igualdad’, será moderadora en un espacio de diálogo. ¿Qué formato afronta con más ganas?
Los dos. Coordinar una mesa es una oportunidad para aprender de otras experiencias y compartir una ponencia sobre lo que significa trasladar la igualdad dentro de nuestra práctica docente me parece no solo necesario sino urgente, y más en el momento en el que estamos, porque hay un repunte de la violencia machista y del machismo en sí.
¿Qué se encuentra en las aulas?
Situaciones preocupantes. Doy clase en la Universidad, pero también voy mucho a Secundaria, y la voz del machismo está muy presente, ocupa mucho espacio en el aula. Escucho frases como que “estamos hartos de ideología de género y de adoctrinamiento”. Que se incorporen palabras como adoctrinamiento o ideología me preocupa, porque cuando hablamos de igualdad hablamos de derechos humanos, de un marco jurídico internacional, no hablamos de ideología. Internet y las redes sociales están llenos de mensajes preocupantes y para contrarrestarlos el sistema educativo y la Universidad tenemos que darle la vuelta con paciencia y pedagogía.
¿El feminismo está calando cada vez más entre los jóvenes?
Sí, la necesidad de defender la igualdad viene porque el feminismo está calando cada vez más en la sociedad y eso genera una reacción patriarcal al verse como un peligro. Mucha gente dice que el feminismo es acabar con privilegios, por eso es una necesidad y una obligación educar en igualdad.
¿Las nuevas generaciones están más familiarizadas con temas como la violencia de género o el machismo?
Sí. Cuando dice la gente que vamos a peor, yo no lo creo. Vamos por buen camino, pero la parte reaccionaria, aunque hablamos solo de un porcentaje en torno a un 20%, tiene poder y visibilidad. Hace 20 o 30 años ojalá hubiéramos tenido la información y la formación que tienen ahora.
¿Se está siguiendo una línea de actuación correcta para acabar con el sistema patriarcal?
Vamos muy lentas, sabemos por dónde tenemos que ir, pero siempre hay palos en la rueda. Nos falta una cuestión fundamental y es que la escuela se empodere como un espacio de transformación social. Hace falta valentía por parte de las instituciones para afrontar que la igualdad no es un camino, es una obligación de la escuela y de las administraciones públicas.
¿Queda mucho para conseguir una escuela igualitaria?
Me he encontrado con chicas que me han dicho que no consideran el instituto un espacio seguro para ellas, por lo que queda mucho camino. A veces se sigue utilizando un lenguaje sexista, se tiene oculta a parte de las mujeres y su contribución en áreas como la Ciencia, seguimos con un currículo bastante masculinizado y asignaturas que ponen a la mujer en un segundo plano. Nos queda todavía mucho.
¿Qué considera que es lo principal que queda por aplicar en las aulas para crear más conciencia y avanzar en el terreno de la igualdad?
Tenemos una ley de Educación que se acaba de aprobar que creo que es un paso importante, porque contempla la coeducación en todas las etapas educativas y eso representa un gran avance. Ya contamos con el aporte legislativo. Ahora nos faltan recursos, formación obligatoria del profesorado para estar más capacitado y mayor implicación de las familias. Hablar de escuela coeducativa e igualitaria requiere que toda la comunidad educativa nos pongamos a trabajar en ello, en la misma dirección. La escuela no va a cambiar toda la sociedad, pero tiene un papel fundamental.
¿Las familias necesitan más apoyo formativo?
Hay mucho desconocimiento y cuando hacemos formación de familias normalmente vienen las que están más concienciadas, las que tienen ganas, pero las que realmente necesitamos no acuden. Las familias tienen un papel esencial en todo esto porque, si no tracciona el profesorado, lo hace la familia.